Reflexiones ministeriales en suspensión
Abril 6, 2013

Harald Beyer: “No encontré a nadie de oposición que tuviera esa valentía de reflexionar sobre la validez de la acusación”

A juicio del secretario de Estado, tras la acusación constitucional está oculto el debate sobre el sistema de educación que existe en el país. Reitera que es partidario de la provisión mixta de enseñanza. Además, sostiene que en la Cámara faltó deliberación política, cosa que espera se retome cuando el libelo acusatorio pase al Senado.

El Mercurio, Sábado 06 de abril de 2013

 

En su primer día como ministro suspendido, Harald Beyer retomó parte de la rutina que tenía antes de llegar al cargo: salió a trotar, tomó el metro para ir a la oficina acompañado de su mochila negra, caminó por la calle sin escolta.

El jueves, la Cámara de Diputados aprobó la acusación constitucional en su contra: 58 votos a favor, 56 en contra. Ese día, dicen sus cercanos, chocó de frente con lo que él denominó “politiquería”.

En una oficina en pleno centro de Santiago, prestada por un amigo, el titular de Educación dice que tiene la “esperanza” de que la acusación sea rechazada en el Senado.

-El Presidente lo recibió en La Moneda después de la acusación. ¿Qué le dijo?
-Que el Gobierno estaba detrás de mí y que él personalmente estaba muy comprometido con la gestión del ministerio y, por lo tanto, podía contar con todo su apoyo.

-El jueves el Gobierno evaluó pedirle la renuncia para evitar un escenario adverso en el Senado y la inhabilidad por los próximos cinco años. ¿Ha pensado en renunciar?
-No he descartado nada, pero no he pensado en renunciar. Ahora, aunque renuncie, la acusación sigue su marcha; así que tampoco sirve desde el punto de vista de evitar una supuesta sanción.

-¿Lo sorprendió el resultado de la votación?
-Más que una sorpresa, fue una decepción, porque uno siempre piensa que hay políticos que tienen mayor altura de miras y que realmente estudian los antecedentes seriamente y votan en conciencia. Si hubiesen votado en conciencia, la acusación no habría prosperado. Esta fue una votación en bloque y sin mayor consideración de los antecedentes.

-¿Pero pensar eso no es un error considerando que el rol de la Cámara frente a una acusación es político?
-He escrito durante toda mi vida sobre distintos temas, también de política, y he sostenido que la calidad de los políticos chilenos es un poquito superior a lo que uno observa en el resto de América Latina y confié en que esa calidad de la política se vería en esta votación. Por eso, más que sorpresa, lo que siento es decepción.

-¿Hizo lo correcto el ministerio en materia de fiscalización?
-Lo que nosotros hemos tratado de hacer es reconocer que hay un problema regulatorio y una actuación un poquito remolona del Mineduc históricamente en materia de fiscalización, y tratamos de avanzar en los dos frentes con mayor fiscalización, y vuelvo a insistir: nuestras atribuciones son muy escasas y eso quedó bien argumentado en nuestra defensa. En general los abogados constitucionalistas sostuvieron que el hecho de que nosotros en el artículo 64 podamos sancionar no significa que tengamos potestades fiscalizadoras. La evidencia más clara de eso es que la superintendencia en general se aprobó con gran mayoría en el Senado.

-La diputada Alejandra Sepúlveda (independiente y quien expuso los argumentos contra Beyer) señaló que el Mineduc tenía una “musculatura fiscalizadora que no se ha aplicado”.
-Sí, pero citó mañosamente el informe de la Contraloría, porque este plantea que eso es dentro de sus competencias. El ministerio tiene algunas competencias y esas las hemos utilizado al máximo y hay otras áreas en que no las tenemos. Hay cosas que no podemos usar. Por ejemplo, nadie rebatió el planteamiento del abogado Enrique Barros de que el ministerio no puede ni siquiera exigir el libro de contabilidad de una institución de educación superior.

-En uno de los capítulos de la acusación se señala que usted habría faltado a la verdad porque, por una parte, dijo que el ministerio tiene capacidades muy limitadas y, por otra, sancionaron a la Universidad del Mar.
-Este caso, como queda atestiguado en la defensa, era evidente y además había una declaración de un ex rector que presentó antecedentes al Mineduc. Notamos una infracción a la ley y, por lo tanto, correspondía la única sanción, que es el cierre. En su momento, dije que este iba a ser un proceso doloroso, que nos íbamos a demorar todo el primer semestre. Creo que el problema se va a ir resolviendo; de hecho, hay sedes que ya están en clases, hemos comprometido recursos para la reubicación, hemos dicho que estamos disponibles para apoyar a los estudiantes que se queden en la Universidad del Mar, pero tampoco podemos hacer milagros sobre toda la situación de irregularidades que tenía.

-¿No hay una autocrítica respecto a su actitud frente a la comisión de la U. del Mar? Ellos critican su indiferencia, sus inasistencias…
-Eso no es verdad. Se cuestiona que no habría asistido a la comisión, pero se usan dos días específicos. Un día era la inauguración del año escolar, el 5 de marzo, donde el ministro tiene actividades con profesores, estudiantes, en escuelas, y por lo tanto ese día lo tiene bloqueado. Eso históricamente ha sido así. Y el otro día, el martes siguiente, fue la inauguración de ALMA. Si uno mira el registro, debo ser uno de los ministros que más asisten al Congreso, tanto a la Cámara de Diputados como a la comisión de Educación del Senado.

-¿Le faltó criterio político para evitar la acusación constitucional?
-Pero si llevaba tres meses en el cargo cuando se hablaba de una posible acusación constitucional en contra del ministro de Educación. O sea, cuando hay mala fe, creo que indudablemente las acusaciones prosperan.

-Si usted hubiese militado en algún partido, ¿se habría gestionado mejor el tema de la acusación?
-No creo eso. Cuando uno ve cómo se fue gestando la acusación, con advertencias de que esto iba a hacerse, no creo que hubiese habido forma de evitarla.

-¿Cuál es el argumento de fondo tras la acusación?
-Mi convicción más íntima es que hemos hecho un planteamiento bastante coherente en educación en todos los ámbitos, con una agenda bien profunda de cambios, que desde el punto de vista práctico mantiene el equilibrio del sistema de educación mixta que ha tenido históricamente Chile. En el fondo, eso es lo que se está cuestionando hoy día. Aquí hay una disputa ideológica finalmente respecto de cuál debiera ser el sistema educacional a largo plazo.

-Y su planteamiento es…
-Sigo convencido de que tiene que ser un sistema mixto, que requiere mucha más regulación de la que ha tenido, mayor financiamiento y transparencia, y esa ha sido mi agenda. Hemos hecho reformas profundas que buscan mantener un sistema mixto, pero corrigiendo las bajas exigencias regulatorias que ha tenido, las menores exigencias de calidad, el acceso y el financiamiento. Esa es la batalla intelectual de fondo.

-¿No tiene temor de que con su suspensión o destitución se detenga esa reforma que menciona?
-Creo que el ministerio va a seguir avanzando. Una de las ventajas desde el punto de vista de la gestión ministerial en este gobierno es que los equipos están afiatados. El hecho de que el ministro esté suspendido no debería afectar los cronogramas.

-¿Cómo quedan las relaciones con el Congreso, considerando la cantidad y relevancia de los proyectos de ley sobre educación que hay allí?
-El proyecto de superintendencia se aprobó en general porque estuvimos dispuestos a hacer reformas que lograran instalar mayores consensos, y nosotros creemos que vamos a lograr un acuerdo. A todo el país le interesa que exista la superintendencia. La agenda de este gobierno continúa a pesar de Beyer. Si no continúo, quien me reemplace va a seguir en la misma línea.

-¿A su juicio, faltó reflexión en el debate de la Cámara?
-Mi decepción es que no encontré a nadie de oposición que tuviera esa valentía de reflexionar sobre la validez de la acusación, y todos de alguna forma se subieron a la corriente.

-Usted habló de politiquería…
-Eso es. La política supone deliberación, y cuando no hay deliberación, es politiquería. Si hubiese habido argumentos más sólidos, una reflexión más profunda, habría sostenido otra cosa, pero eso no lo vi. Incluso, citar mal e incompletamente el argumento de la Contraloría muestra incapacidad total de deliberación, mala fe, politiquería, poco interés de discutir los temas de educación de verdad. Porque aquí al final lo que hay es una incapacidad del sistema político de deliberar sobre qué es lo que le conviene al país.

-¿Pero la politiquería no es parte de la política también?
-Bueno, uno esperaría que no. En la realidad siempre hay, pero uno esperaría que se pudiese balancear adecuadamente. Y esa capacidad se ha perdido.

-Algunos parlamentarios de oposición señalaron que las declaraciones del Presidente en contra de Michelle Bachelet el día antes de la acusación le jugaron en contra.
-Creo que son disculpas fáciles de parlamentarios de los que uno hubiese esperado una altura de miras que no tuvieron.

-¿Quién en concreto lo decepcionó?
-Varios, pero prefiero reservarme los nombres.

-¿Qué espera del Senado?
-Espero una deliberación y que se sopesen los argumentos adecuadamente. Sigo teniendo la esperanza de que eso ocurra, y si no ocurre, voy a perder y a tomar eso con la misma entereza que tomé la acusación constitucional del jueves.

-¿Le preocupa el hecho de quedar inhabilitado por cinco años para cargos públicos?
-Si me preocupara la inhabilidad por 5 años, habría renunciado mucho antes de que esta acusación se llevase a cabo. Aunque renunciara hoy, el proceso igual sigue, eso lo tenía muy claro. No me preocupa y nunca he sido una persona que planifique demasiado el futuro. Pienso el día a día, y si me tengo que ir, ahí voy a ver a dónde.

-¿Cree que le faltó reunirse, conversar más con los parlamentarios, tomar más café?
-Ni siquiera gastando más tiempo en tomar café con los diputados hubiese evitado la acusación. Podemos discutir cuál es el tamaño de la educación pública y privada dentro de ese modelo. Esa es una discusión legítima y uno puede decir que debería existir mayor proporción de la educación pública. Si eso es lo que creemos, pongámosle más recursos a eso, pero eso no fue lo que hicieron los gobiernos anteriores.

-Bachelet dijo: “Creo en el fin al lucro y que las instituciones funcionen normalmente” frente a una pregunta sobre la acusación en su contra. ¿Cómo lo interpreta?
-Quiero interpretarlo como una reflexión de que las universidades en Chile, de acuerdo a la ley, no pueden tener lucro, y que hay que velar porque eso ocurra. ¿Cómo ocurre? Con la agenda que nosotros tenemos.

-El Presidente fue a su casa para apoyarlo.
-Lo tomé como un apoyo muy humano. El Presidente en eso no se equivoca y tiene esa virtud. Lo he visto en otras actuaciones con la misma humanidad.

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