Educación e Industria
Marzo 17, 2013

Educación e industria

¿Cuánto sabemos de los acercamientos que están produciéndose entre nuestros sistemas productivo y educacio

nal? Poco, sin duda.  

JOSÉ JOAQUÍN BRUNNER, El Mercurio, 17 marzo de 2013

Frecuentemente, las controversias en torno a las políticas en el ámbito de la educación impiden ver aspectos o resultados interesantes de ellas. El bosque no deja distinguir los árboles.

Por ejemplo, no hay conciencia de que nuestra generación de entre 25 y 34 años tiene un perfil educacional más parecido al del promedio de los jóvenes de países miembros de la OCDE que al de los adultos chilenos mayores de 55 años. Tampoco hemos comenzado a ponderar el hecho de que en adelante 600 mil nuevos técnicos profesionales buscarán empleos e ingresos decentes durante los próximos cuatrienios presidenciales.

Dicho en otras palabras, suceden más cosas con nuestra educación y economía, Horacio, que aquellas que crees conocer. ¿Cuánto sabemos, por ejemplo, de los acercamientos que están produciéndose entre nuestros sistemas productivo y educacional? Poco, sin duda.

Nos movemos entre las sombras de nuestros propios prejuicios. Creemos que la industria desconfía y desprecia lo escolar-académico y que los educadores ven a las empresas exclusivamente como un motor de lucro y explotación.

Los más avezados, en tanto, llegan al punto de apreciar que hoy existen esquemas de colaboración que fomentan prácticas de responsabilidad compartida. No nos damos cuenta de que el aumento de los vínculos e interacciones entre ambas partes responden a una necesidad: la de crear capacidades y competencias para una economía forzada a usar cada vez más intensamente conocimientos y a multiplicar las destrezas requeridas para su aplicación.

Así está poniéndose en acción una “triple hélice” a lo largo del país; esto es, una serie de redes que entrelazan instituciones de educación media y superior con clusters de industrias y el gobierno a nivel regional y nacional para realizar acciones conjuntas en los frentes de capital humano (capacidades, destrezas), innovación (científico-tecnológica, organizacional y de gestión) y medio ambiente (su sustentación como pieza fundamental del desarrollo).

En estos tres frentes existen hoy iniciativas de este tipo que servirán para superar nuestra inferioridad económica, como la llamó F.A. Encina.

Un ejemplo son los “consejos de competencias” ( skills boards, en inglés), que bien podrían llamarse consejos de capacidades humanas para la resolución de problemas, especialmente el saber hacer ( know how ).

Dentro del presente año estarán en funciones en la industria acuícola y del salmón, la minería del cobre, la industria forestal y maderera y la de tecnologías de la información. ¿De qué se trata? De poner en marcha la triple hélice para identificar brechas y desafíos de capital humano a mediano plazo y generar redes que faciliten una más rica y profunda colaboración entre liceos técnico-profesionales, instituciones de educación superior e instancias de la industria; todo esto, con el apoyo e incentivos provistos por el gobierno (ministerios de Economía, Educación y Trabajo).

Mediante estos consejos y redes se busca: (i) crear inteligencia laboral (¿qué brechas de personal operario, técnico, profesional y gerencial enfrentará la industria en el próximo futuro y cómo abordarlos?); (ii) definir perfiles de competencias para los diferentes puestos y funciones claves de la industria en su progresiva consolidación y maduración; (iii) coparticipar con el sistema formativo (liceos y nivel superior) en la elaboración de mallas curriculares pertinentes para los fines generales de la educación y, en particular, para las necesidades de la industria; (iv) impulsar experiencias de formación dual (modalidad alemana adaptada a la realidad chilena) y de aprendizaje en el trabajo, y (v) certificar competencias adquiridas a lo largo de diversas trayectorias de estudio, trabajo y vida, tanto en contextos educativos formales e informales.

Hay, pues, transformaciones en marcha (del tipo “bosque no deja ver los árboles”), cuyos frutos podrán apreciarse a mediano plazo. Significan la instalación de una potente triple hélice que propulsará al país hacia un estadio superior de conocimiento técnico y cultura del emprendimiento.

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“Nos movemos entre las sombras de nuestros propios prejuicios. Creemos que la industria desconfía y desprecia lo escolaracadémico y que los educadores ven a las empresas exclusivamente como un motor de lucro y explotación”.

 

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