Cómo elegir una educación superior de calidad
Enero 16, 2013

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Columna publicada en Ediciones Especiales de El Mercurio, Matrícula 2013, 13 de enero de 2013.
Cómo elegir una educación superior de calidad
El investigador de la Universidad Diego Portales analiza algunas de las más importantes condiciones que se deben dar al interior de una carrera e institución de calidad. De todas maneras, dice que no cree en las recetas y llama a los jóvenes a informarse.
Publicado: Lunes, 14 de Enero de 2013
Por José Joaquín Brunner, profesor UDP.
Mirada desde la perspectiva de los estudiantes, la calidad de la educación superior se mide esencialmente de dos maneras. Por un lado, por la riqueza de la experiencia formativa que ofrece el programa y la institución elegida y, por otro, por las capacidades que los jóvenes desarrollan durante los años de estudio y que, una vez graduados o titulados, les permiten progresar en la vida.
Ambas dimensiones de la calidad dependen de diferentes factores. La riqueza de la experiencia formativa tiene que ver ante todo con los profesores y con el clima cultural de la carrera a la cual ingresa el estudiante. Calidad significa profesores dedicados seria y profesionalmente a la enseñanza, comprometidos con sus alumnos a los cuales dedican el tiempo necesario, docentes que se encuentran al día en los avances de sus disciplinas y transmiten un sentido ético de las mismas. Significa la existencia de un currículo flexible, que facilite a cada cual aprender de acuerdo a sus características personales y que entrega una visión del mundo desde el conocimiento especializado; que enseña por tanto a razonar y a usar las artes del oficio. Calidad de la experiencia significa también participar en un clima cultural extraordinario, interesante, donde cada semestre se descubre algo nuevo de uno mismo, de los demás y del mundo.
En suma, la experiencia de la educación superior es cualitativamente valiosa en tanto nos conduce por un camino vocacional, de conocimientos prácticos reflexivamente asumidos, y al mismo tiempo nos enseña cómo llevar vidas examinadas, autogobernadas, nos abre nuevas posibilidades de comprensión y nos hace entrar al mundo adulto mejor preparados en todos los aspectos.
Además -dijimos- la calidad de la educación superior se manifiesta por sus resultados; es decir, por las capacidades de vida y trabajo que creamos, adquirimos y desarrollamos como parte de nuestra experiencia de estudio. El diploma que recibimos es sin duda importante; entrega una señal al mercado laboral de dónde y cuánto estudiamos y debiera también comunicar qué aprendimos.
Pero eso no es lo más importante. Lo que en adelante determinará nuestras vidas son las capacidades -es decir las habilidades, los conocimientos, motivaciones y valores, y también las relaciones humanas- que cultivamos durante los años de estudio y que luego forman la base de nuestro desempeño en la economía, la sociedad, la política y la cultura. Cuán productivos seamos en el trabajo, cuán responsables como ciudadanos o padres de familia, cuán abiertos a la diversidad y el pluralismo de los valores culturales y cuán decididos a respetar y a reclamar respeto por los derechos de los demás es algo que en parte importante depende de nuestra educación superior.
De allí, por lo mismo, que un buen estudio -un programa y una institución de calidad- no pueda medirse sólo por indicadores numéricos, por el lugar ocupado en una tabla de posiciones, por arcanas estadísticas, propaganda más o menos imaginativa o precios más caros o baratos. Es necesario realizar evaluaciones complejas y formarse juicios cualitativos, lo que solo se logra a través de la indagación, la conversación y la reflexión.
¿Cómo saber entonces qué instituciones y programas son de calidad según nuestras necesidades y para nuestros intereses personales? No es fácil saberlo, pues cada quien que debe elegir una casa de estudios y un programa o carrera, tiene una demanda individual y no hay una sola universidad, instituto o centro que pueda responder a todas esas demandas con una sola respuesta de calidad.
Por eso los estudiantes necesitan informarse con detalle para elegir. Deben consultar con familiares y parientes mejor informados, consultar con ex compañeros y con profesores del colegio, visitar asiduamente los sitios de las instituciones que les interesan en Internet, ir a conocerlas directamente en terreno y allí conversar con docentes y estudiantes dispuestos a hacerlo, revisar los resultados de acreditación y conocer los antecedentes que ofrece el sitio www.mifuturo.cl sobre carreras e instituciones, sus tasas de empleabilidad y rentabilidad.
En suma, hay que trabajar con aplicación para decidir frente a la multiplicidad de ofertas y no dejarse llevar por el primer impulso, la publicidad (a veces engañosa), los rankings o los mitos positivos y negativos que circulan en cada una de nuestras ciudades.

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