Carrera docente: continuan los argumentos
Marzo 14, 2012

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Continuan las reacciones frente al proyecto del Ejecutivo.En lo que sigue, breve documento del Colegio de Profesores A.G. y opiniones de Luis Riversos, ex Rector de la UCH, y de Claudia Peirano, de la Facultad de Economía de esa Universidad
Recursos previos en este blog
Mi opinión y una lista al final con las entradas publicadas previsamente sobre este mismo tópico: aquí.
Domento del colegio de Profesores bajar aquípdfIcon_24.png 25 KB
Nueva Carrera Docente
Luis A. Riveros Académico U. de Chile, Estartegia, 14 de marzo de 2012
Además no existe un sistema de evaluación que establezca los incentivos correctos y elimine a los malos profesores.

Bien se hace en legislar un proyecto largamente esperado acerca de carrera docente y las condiciones requeridas para el mejor desempeño del profesor. Sabemos que una de las causas principales de la baja calidad de la educación radica en la insatisfactoria situación del profesorado en varios aspectos. Prevalece una débil preparación en lo pedagógico y en la especialidad, además de cundir un profunda desmotivación que lo aleja de un adecuado desempeño. Si a eso se agrega la baja valoración social de la labor docente y el poco atractivo desarrollo profesional, no es de extrañar que las pedagogías no sean ni de lejos una formación ambicionada por muchos jóvenes talentosos. Como consecuencia de todo esto, la acreditación de las carreras de Pedagogía alcanza en promedio sólo un bajo número de años, indicando además lo insatisfactorio del trabajo formativo. Existe una carrera profesional mal o poco definida, con bajas expectativas de progreso tanto intelectual como propiamente económico, conducente a sobrecarga de trabajo, desmotivación progresiva y una peligrosa tendencia a traspasar hacia los alumnos las frustraciones, penas y rabias del profesor. Por eso, no debe sorprender a nadie que exista un desempeño docente inadecuado, si además no existe un sistema de evaluación que establezca los incentivos correctos y elimine a los malos profesores.
No tenemos en el sistema escolar un sistema de Carrera Académica como el que impera en cualquier institución universitaria establecida, que considera también la evaluación de los estudiantes sobre el desempeño docente. Ojalá la intención del proyecto de ley se mejore en lo necesario y marche por la vía de brindar a Chile un profesorado motivado, preparado y comprometido con la tarea nacional que es la educación.
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Universidades sagradas
posteado por: Claudia Peirano, El Post, 14 de marzo de 2012
Después de muchos años de discusión, finalmente el Gobierno presentó un proyecto de ley para establecer las nuevas condiciones de la carrera docente. La evidencia (y el sentido común) indican que profesores competentes, actualizados, bien remunerados y reconocidos socialmente constituyen un pilar central para un sistema educativo que aspira a mejorar significativamente los aprendizajes y las competencias de sus estudiantes.
En términos generales, la propuesta recoge la mayor parte de los puntos en los que existe amplio acuerdo para ir mejorando las condiciones laborales de los profesores. Se plantea un esquema de salarios competitivos con otras disciplinas, basado en medidas de desempeño que consideran evaluaciones nacionales y locales, junto con un aumento de la cantidad de horas disponibles para preparar clases y otras responsabilidades fuera del aula. La carrera será para docentes del sector municipal y particular subvencionado, obligatoria para los profesores nuevos y voluntaria para los profesores que están en ejercicio.
El proyecto plantea también que para ingresar a la carrera docente los profesores tendrán que aprobar un examen de habilitación que dé cuenta de que el docente responde al perfil profesional requerido para trabajar en el sistema de educación pública chileno. Es decir, el título de profesor entregado por la universidad pierde validez y se suma la exigencia de aprobar una exanimación externa que evaluará en igualdad de condiciones a todos los postulantes a ser profesor en colegios municipales y particular subvencionados (más del 90% de los colegios del país). Esta medida puede tener sentido para los profesores en ejercicio que estén interesados en acceder a las nuevas y mejores condiciones laborales que ofrece la carrera. Sin embargo, vuelve a dejar intacta la responsabilidad de las universidades sobre sus egresados y el escaso rol regulador del estado en la formación de profesionales.
Al exigir un examen de habilitación para los egresados de pedagogía, una vez más se está confiando en el poder del mercado para regular la oferta de la calidad universitaria y deja a los estudiantes con el costo de la operación de las malas universidades.
En teoría, el porcentaje de aprobación en el examen de habilitación debiera ser la señal más importante para que los futuros interesados escojan la universidad donde quieren estudiar. Una universidad con baja tasa de habilitación de sus egresados será una universidad menos preferida, enfrentará una disminución sostenida de matrícula y eventualmente tendría que cerrar sus carreras por falta de estudiantes. En teoría también, las universidades tendrán incentivos a ir mejorando sus carreras de pedagogía, para ir mejorando las tasas de habilitación y de esta manera captar a los mejores postulantes y mantener una alta matrícula.
La realidad es mucho más compleja. Actualmente cerca del 30% de los estudiantes universitarios sigue una pedagogía y existen más de mil programas de educación impartidos por universidades, centros de formación técnica e institutos profesionales, siendo el área profesional más masiva del país. La diversidad y heterogeneidad del sistema a nivel nacional, genera una enorme complicación en la información disponible para los postulantes a pedagogía y sus familias.
Podrían pasar muchos años hasta que las carreras con bajas tasas de habilitación cierren por falta de matrícula y se vayan consolidando las mejores carreras de educación. Y mientras tanto, ¿quien le devuelve a miles de jóvenes el tiempo, el gasto y la deuda adquirida por haber estudiado en una carrera deficiente tras la cual no apruebe el examen de habilitación y por lo tanto no pueda trabajar como profesor?
La propuesta de establecer un examen de habilitación va en la línea de generar un largo camino de incentivos para esquivar lo que es evidente: la responsabilidad del estado en asegurar carreras de pedagogía de alta calidad en todas las regiones del país como base para contar con nuevas generaciones de profesores que el país necesita. Un estado fuerte y con un plan estratégico de educación a largo plazo debiera tener la responsabilidad de cerrar las carreras deficientes y apoyar el desarrollo de las carreras solventes, con el fin de garantizar a corto plazo una oferta que cumpla con altos estándares de formación de profesores.

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