Alfabetización en medio de la crisis COVID-19
Septiembre 28, 2021

captura-de-pantalla-2020-07-16-a-las-15-03-43Impulsando la alfabetización en medio de la crisis educativa generada por la pandemia de COVID-19

Decenas de millones de niños de toda América Latina y el Caribe regresarán a las aulas en 2021 y 2022. Muy seguramente evidenciarán pérdidas en el aprendizaje a raíz de los cierres provocados por la pandemia de COVID-19, los cuales han durado más que en ninguna otra región del mundo. Los niños más pequeños, los que proceden de hogares vulnerables y rurales, así como aquellos que tienen dificultades de aprendizaje, enfrentarán desafíos particularmente complejos. Estos retos podrían obstaculizar el futuro de sus trayectorias académicas, limitar su potencial de ingresos de por vida e incluso disminuir la productividad de sus países a largo plazo.

En circunstancias difíciles, ayudar a estudiantes rezagados es un imperativo moral y económico. Resulta crucial para los pobres, que pueden tener menos acceso al apoyo de sus padres y a las herramientas de aprendizaje remoto durante los cierres. Es esencial para aquellos que carecen de algunos elementos básicos de aprendizaje, como la capacidad de leer con fluidez.

Un experimento de alfabetización en Colombia

El BID lleva mucho tiempo investigando sobre educación correctiva. Por ejemplo, a través de un reciente experimento en Colombia se ha encontrado que sesiones de tutoría con pocos estudiantes son costo-efectivas y pueden marcar una enorme diferencia en el desempeño académico de los estudiantes. De hecho, pueden ayudar a los niños con problemas de lectura a ponerse al nivel de sus compañeros más avanzados y reducir las desventajas de desarrollo que son prácticamente inevitables cuando los estudiantes no dominan la lectoescritura, un elemento fundamental para todos los demás aprendizajes. En efecto dichas sesiones también tuvieron efectos indirectos en matemáticas y contienen metodologías aplicables a otras áreas de la actividad educativa.

Cerca del 20% de la población adulta no sabe leer ni escribir. Previo a la pandemia, más de la mitad de los niños de 10 años en América Latina y el Caribe sufrían de dificultades de aprendizaje y eran incapaces de leer y comprender un corto párrafo escrito. Estas limitaciones preocuparon tanto a la Secretaría de Educación de Manizales -una ciudad mediana de Colombia ubicada en lo alto de la Cordillera Central de los Andes- que, de la mano de la Fundación Luker y el BID, se pusieron en la tarea de crear y evaluar un programa de alfabetización correctiva para los alumnos de tercer grado con dificultades de lectura.

La secuencia de experimentos, que comenzó en 2015 y terminó en 2017, contó con la participación de 2.000 niños, en su mayoría vulnerables, en 90 escuelas de Manizales. La selección se basó en el desempeño en una sencilla prueba de fluidez lectora: los niños que leyeran menos de 60 palabras por minuto a mediados del tercer grado fueron incluidos como beneficiarios. Dadas las limitaciones logísticas y presupuestarias, las escuelas fueron asignadas aleatoriamente al grupo de tratamiento o al de control. El grupo de tratamiento recibió sesiones de 40 minutos de un tutor tres veces por semana durante la jornada escolar hasta por 16 semanas. Por su parte, el grupo de control continuó con sus actividades educativas normales.

La logística de la intervención fue fundamental para su éxito. Los tutores, que a menudo estaban en los primeros años de un programa de formación pedagógica, recibieron ocho horas de formación inicial, así como asesoría de seguimiento. Se les encargó impartir sesiones correctivas muy estructuradas en las que no participaban más de seis alumnos a la vez. Durante estas sesiones, los tutores explicaban al principio de cada sesión lo que iban a hacer, daban ejemplos a los alumnos de la actividad a desarrollar, los hacían practicar por su cuenta y les proporcionaban retroalimentación. La enseñanza se basó en un enfoque fonético estructurado, que implica el desarrollo de habilidades de conciencia fonémica y la enseñanza explícita de la correspondencia sonido-letra (decodificación). El programa también incluyó ejercicios de fluidez lectora y estrategias de comprensión lectora y vocabulario.

Perfeccionando el enfoque de la alfabetización

La evidencia sugiere que las sesiones de tutoría, aunque inicialmente fueron menos eficaces, generaron mejorías considerables con el tiempo, gracias al perfeccionamiento de las actividades y mayor asistencia. Al final de las primeras sesiones de 12 semanas, las habilidades de lectoescritura de los niños expuestos a las tutorías aumentaron en un 35%, en comparación con la media de los estudiantes. Los avances posteriores de la intervención produjeron resultados aún mejores. Cuando las sesiones se ampliaron a 16 semanas para dos cohortes posteriores y se perfeccionaron los materiales, los alumnos empezaron a dominar cada vez más la capacidad de pronunciar las letras y leer con mayor fluidez. El alfabetismo aumentó un 55% para el segundo grupo. En la tercera ronda, el efecto fue tres veces mayor al observado durante la primera ronda. Esto representó un progreso significativo en comparación con otras intervenciones populares que buscan mejorar las tasas de alfabetismo, como la introducción de computadoras y la disminución del tamaño de las clases. Además, los avances se mantuvieron con el tiempo: los alumnos del grupo de tratamiento siguieron superando a los del grupo de control al final del cuarto grado, es decir un año después.

Adicionalmente, las sesiones estructuradas y específicas también tuvieron efectos positivos sobre las habilidades matemáticas, que oscilaron entre una cuarta y una tercera parte del efecto sobre los avances de alfabetización. Probablemente, los estudiantes estaban más capacitados para entender el material didáctico y ganaron confianza en sí mismos, lo que les permitió tener un mejor rendimiento en matemática. Y a un costo de 89 dólares por alumno, la experiencia es eminentemente ampliable. Incluso podría suponer una reducción de costos en los distritos escolares más grandes, donde los tutores podrían enseñar a un mayor número de grupos diariamente y maximizar sus esfuerzos. Otras estrategias podrían incluir el uso de profesores voluntarios y jubilados.

La urgencia de la crisis educativa El aprendizaje en América Latina y el Caribe, rezagado en comparación con el de los países de la OCDE en lectura, matemática y ciencias, ha recibido un gran golpe con el cierre de las escuelas. Estos efectos serán especialmente graves para los niños más pobres que han tenido menos acceso a las computadoras, a Internet y al apoyo de sus padres. Hay pocas cosas tan importantes para el futuro de un país como invertir efectivamente en la educación de sus niños. No hay tiempo que perder para poner en marcha programas costo-efectivos de alfabetización correctiva y evitar problemas potencialmente insuperables para la generación COVID-19.

Samuel Berlinski

Samuel Berlinski es economista líder del Departamento de Investigación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Antes de ingresar al BID en el 2010 se desempeñó como Profesor Asistente de Cátedra en el Departamento de Economía de la Universidad de Londres. También ha formado parte de la Universidad de San Andrés (Argentina) y el London School of Economics. Sus estudios han sido publicados en numerosas revistas académicas como el Journal of Public Economics, el Journal of Law and Economics y Economic Development and Cultural Change. Su programa de investigación en el Banco se centra en la evaluación de políticas públicas con un énfasis en educación, salud, y el mercado laboral. El señor Berlinski se graduó como economista de la Universidad de Buenos Aires y obtuvo su doctorado en Economía en el Nuffield College de la Universidad de Oxford.

Matías Busso

Matias Busso es Economista Líder en el Departamento de Investigación del Banco Interamericano de Desarrollo. Es también Economista Investigador en el Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales (CEDLAS) de La Plata Argentina y miembro del comité ejecutivo del Network of Inequality and Poverty en LACEA. Su investigación utiliza teoría y evidencia empírica para analizar el diseño de políticas publicas más efectivas en áreas relacionadas con el mercado laboral, educación y productividad. Matias obtuvo su Doctorado en Economía en la Universidad de Michigan en 2008. Ha publicado artículos de investigación en la”American Economic Review” y en “The Review of Economics and Statistics” entre otros.

Horacio Álvarez Marinelli

Horacio Álvarez Marinelli es especialista sénior en educación. Ingresó al Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en julio de 2008 y se desempeña actualmente en la representación del BID en Panamá. Antes de ser asignado a Panamá, estuvo a cargo de las carteras de educación de Bolivia, Colombia, Costa Rica, Guatemala y República Dominicana. Horacio se desempeñó como Director Financiero del Programa Nacional de Autogestión para el Desarrollo Educativo del Ministerio de Educación de Guatemala. También ha servido como Oficial a cargo de las Finanzas y la Contabilidad y Secretario del Fondo de Pensiones de la Unión Interparlamentaria, con sede en Ginebra, Suiza. Posteriormente, de 2004 a 2008 fue Asesor del Despacho del Ministro de Educación, encargado de la modernización del Área de Planificación y Finanzas y Director de Planificación Educativa del Ministerio de Educación de Guatemala. Se graduó como Licenciado en Ciencias Económicas, y obtuvo una Maestría en Administración y Políticas Públicas en la Lyndon B. Johnson School of Public Affairs, Universidad de Texas en Austin, bajo los auspicios de la beca Fullbright.

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